31 ene 2012

Llegó la hora...

Final de temporada. Hacemos recuento y sacamos en claro que a pesar de la paliza de última hora que nos hemos pegado, de nuevo hemos perdido la Liga porque los que iban delante nuestra, aún ganando nosotros todos los partidos, no se han dejado ningún punto atrás en la recta final. Lo que se traduce en:

(Esperanza) - ¡Venga cojones, que somos el Madrid y nosotros podemos saltar cualquier obstáculo! Sólo hay que esperar a que mientras nosotros avanzamos ellos vayan pinchando.

(Duda) - ¿Lo conseguiremos?

(Desesperación) - Faltan pocos partidos ya para que la situación sea insostenible. Como no pinchen en el próximo, podemos despedirnos.

(Decepción) - Vaya mala suerte que hemos tenido. Los cabrones no se han dejado ningún punto en lo último de la temporada y por más que hemos trabajado no ha servido para nada.

(Resignación) - Es que por más que hagamos, tenemos que darnos cuenta de que van por encima nuestra un escalón.

(Ilusión) - La próxima temporada será nuestra.

Así es como hemos vivido estos últimos años, lo queráis reconocer o no. No siempre salen las cosas como uno quiere. Es más, casi nunca.

En este mundillo cada uno tiene su papel. El presidente y directiva: mantener el club a flote; el entrenador y cuerpo técnico: organizar un equipo de forma que consigan sacar el máximo potencial de cada uno de sus jugadores e intentar hacer un perfecto trabajo el día del partido; los jugadores: dar lo mejor de sí mismos en cada segundo de entreno y, por supuesto, de partido; la afición: animar a todos los demás a hacer bien su trabajo, sobre todo a los jugadores durante el transcurso del partido, disfrutar y sufrir con sus acciones.

Ahora os pregunto: ¿quién de todos ellos es el grupo que más sufre si un partido se pierde o un título se escapa? ¡Claro que lo sabéis! Nosotros, los aficionados*.

Pues tanto que sufrimos cuando perdemos algún partido, y más aún si es crucial, ¿llenamos ese vacío sólo con las alegrías que nos llevamos cuando ganamos? La mayoría de veces sí. Por ello debemos de alegrarnos y estar en el más alto grado de euforia mientras sea posible.

Con todo esto, ¿dónde voy a parar? Pues que ahora estamos nada más y nada menos que a siete puntos del segundo. Sí, del Barcelona. Ese equipo que odiamos con tantas fuerzas. Ese equipo que daríamos lo que se nos pidiera con tal de verlo en 2ª división. Pues amigos míos, ha llegado la hora de vacilar nosotros, de estar orgullosos de ser madridistas y de no preocuparnos por si la diferencia se acorta en algún momento. Hay que disfrutar el momento sin preocuparnos del qué pasará mañana. Llenémonos de orgullo y gritemos a esos culerdos que, a día de hoy, están en el puesto que les pertenece, eternos segundones. Que muerdan bien el polvo y sientan los anteriores sentimientos descritos más arriba que un día sentimos nosotros.

No soporto escuchar conversaciones en las que algunos comentan de que no se ponen la camiseta del Real Madrid antes o durante el partido a expensas de lo que ocurra en el terreno de juego. Si gana el Real, sacan su orgullo y si pierde, se esconden como putas y aguantan todos los cañonazos. El aficionado* madridista es aquel que pase lo que pase no agachará sus orejas ni se meterá el rabo entre las piernas. Siempre estará orgulloso de ser lo que es, un madridista de pro, y con la cabeza bien alta. Lo demás es basura. El pseudomadridismo es la morralla de la afición, nuestra vergüenza.
Señores, llegó el momento. Démosles donde más les duele, porque nos lo merecemos.

Somos una raza.
¡¡Hala Madrid!!
@kr0nox

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